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sábado, 18 de noviembre de 2017

Análisis | Eliminatorias: Norteamérica, Centroamérica y el Caribe
Por Gabriel Hidalgo (@gabohidalgoh)

Norteamérica comparte confederación con Centroamérica y el Caribe. Esta cercanía geográfica se representa en el fútbol bajo una misma imagen. Por eso, cuadriplica la cantidad de miembros de su confederación vecina: CONMEBOL. El camino es complicado. Los países más débiles visualizan hasta seis rondas antes de acceder a un mundial. Pero se ha resuelto con una cantidad de partidos eliminatorios que a la postre, generan una quinta ronda desgastante y complicada, de un todos contra todos.

Curazao y Bermudas con el sueño intacto
A pesar de que son 41 miembros, solo 35 se disputan un pase al mundial. La Guyana Francesa de Florent Malouda es uno de esos seis restantes que no están avalados por la FIFA. Las peores 14 según el ranking oficial, se disputaron siete eliminatorias de ida y vuelta. El fútbol caribeño en estado puro. Dominica derrotando a Islas Vírgenes Británicas, Barbados haciendo lo propio ante sus hermanas americanas; Curazao y Belice superando a Montserrat e Islas Caimán; Bermudas y Nicaragua sacando 8 goles de ventaja ante Bahamas y Anguilla; San Cristóbal y Nieves eliminando a Turcas y Caicos. Tras una sola fecha FIFA, la CONCACAF ya contaba con 28 naciones en la búsqueda de 3 puestos y un repechaje. Curazao celebraba su primer paso hacia la meta.
Nicaragua superó a Anguilla y avanzó a la segunda fase del premundial.
Una Segunda Ronda con pocas sorpresas
Trece países comenzaban su periplo hacía Rusia. Junto a los siete vencedores anteriores, se disputaron 10 cupos para la siguiente fase. Por aquí pasó la Canadá de Marcel de Jong y Cyle Larin, estrellas consolidadas en la MLS. No hubo problemas. Tampoco para Guatemala y Belice, que despidieron a Bermudas y República Dominicana. Entre tanto, Curazao se mantuvo en pie tras 180 minutos contra Cuba, al igual que Granada sobre Puerto Rico.

En una región en donde el fútbol es precario, producto del arraigo a otros deportes, avanzar en este tipo de fases generan un impacto mediático a considerar. La mayoría sabe de antemano que, no viajarán a Rusia, y a ningún mundial cercano, si no se desarrolla un proyecto sobre las bases de esta disciplina. Por eso las victorias son efímeras. El proceso mundialista para el Caribe es muy corto.
Curacao dio la campanada y derrotó a Cuba para meterse en la Tercera Ronda.
Sin decepciones a la fase de grupos
La Tercera Ronda fue de eliminación directa entre los vencedores, aunados a Jamaica y Haití. Los grandes de la confederación esperaban por seis de estas selecciones. Y ninguna sorpresa hubo. Canadá y Guatemala avanzaron sin sobresaltos, al igual que las selecciones mencionadas al inicio del párrafo. El sueño de Curacao, la pequeña isla perteneciente al Reino de los Países Bajos, finalizó ante El Salvador. Mientras que San Vicente y Granadinas se anotaba como la primera sorpresa del premundial.

Así se cumplía un año de la última cita mundialista. el inicio de una temporada para jugadores como Wes Morgan, el defensor jamaiquino que meses después se consagraría con el Leicester City en la Premier League. Así se consolidaba el proyecto canadiense, en medio de una revolución interna para generar una liga de fútbol profesional.
Canadá superó sin sobresaltos a Belice para meterse en la fase de grupos de la Cuarta Ronda.
Los grandes en escena
Para noviembre de 2015, solo 16 meses después de la consagración de Alemania en Brasil, el número de contendientes se redujo a 12. Estados Unidos, México y Costa Rica entraban en escena. Tres grupos de cuatro equipos. Torneo convencional: los dos primeros de cada sector avanzaban al Hexagonal Final, la famosa Quinta Ronda. Juan Carlos Osorio y su inicio con la selección mexicana, ganando cinco de seis encuentros ante Honduras, Canadá y El Salvador. Estos dos últimos se despedían de la competencia. Entrar entre los mejores seis sería un logro mayor.

En otro lado, Costa Rica tuvo la misma hoja de ruta, esta vez ante Panamá, Haití y Jamaica. La tierra de Keylor Navas y la tierra de Gaby Torres festejaron como naciones hermanas. El crecimiento en los últimos años ha llevado a jugadores ticos a los mejores equipos del mundo, mientras que los panameños se han esforzado en los últimos años en encontrar su propia identidad.

Estados Unidos, dirigido en aquel entonces por Jurgen Klismann superó a Trinidad y Tobago, Guatemala y San Vicente. En medio de una turbulencia interna que se avizoraba meses atrás. Pero a fin de cuentas, la fiesta de los seis ya tenía a todos sus invitados. Y entre ellos el equipo de la barra y las estrellas. De la liga con “mayor proyección” a nivel mundial. De una liga emergente.
México fue la mejor selección de la Cuarta Ronda, en el inicio del ciclo de Juan Carlos Osorio.
La revolución panameña y la mayor decepción
En las últimas Eliminatorias, México y Estados Unidos se disputaban hombro a hombro el título del mejor. Se convirtió en habitual, a lo largo de este siglo, la presencia de ambas selecciones en el torneo más importante del mundo. A pesar de sus diferentes culturas futbolísticas, que en los últimos años han vivido los mayores acercamientos en la historia.

Las cosas fueron diferentes, a medias. Porque México dominó la zona de principio a fin, teniendo en cuenta que llegaban luego de la vergonzosa eliminación por goleada ante Chile en la Copa América Centenario, y la posterior consagración del USMNT (United States Men Nacional Team) en la Copa Oro bajo las ordenes de Bruce Aruena, quien llegó tras el despido de Klismann en noviembre de 2016. Costa Rica se apoyó en sus grandes estrellas para forjar una identidad de juego veloz, ofensiva por las bandas. Lo que le bastó para meterse en la contienda desde muy temprano. Mientras Panamá, Honduras y Trinidad y Tobago buscaban el rumbo.

Las cosas se fueron complicando: Panamá empezó a sacar puntos en Costa Rica y Honduras, Estados Unidos perdió sus primeros dos partidos y cuando cogía vuelo, cayó nuevamente en San José de Costa Rica. Honduras respetó el proceso de Jorge Luis Pinto, pero por tramos parecía que no bastaba. El desenlace de un Hexagonal Final es bastante agobiante. El todos contra todos hace de la fase un campo de batalla. Los puntos valen lo mismo, sea en San Pedro Sula, Puerto España o Ciudad de México.

En octubre pasado, se vivió un cierre de ronda completamente atípico en lo que va de milenio. Primero porque Estados Unidos, que goleó a Panamá en Orlando llegaba en puestos de clasificación. Durante los últimos 90 minutos, la tabla fue cambiando: Costa Rica se iba arriba ante Panamá, quienes después remontarían con un gol fantasma. Trinidad y Tobago haría lo propio en casa ante USMNT, pero lo más sorprendente de todo era la remontada de Honduras en su capital ante México, donde históricamente se han impuesto. Para el cierre de esta ronda, se concretó lo impensado: Estados Unidos se perderá un mundial por primera vez en 32 años, desde la santificación de Diego Armando Maradona en México 1986. El golpe mediático que esto generó, en “la tierra de los libres”, la creadora del “sueño americano”, fue enorme. Comenzaron las críticas para una federación que nunca ha velado por las categorías inferiores y la formación de nuevos talentos.
La mayor decepción del fútbol estadounidense en su historia.
Por su parte, cuatro millones de panameños celebraban la primera clasificación a un mundial de fútbol. Sellaron su pase junto a ticos y aztecas a la próxima cita de Rusia. En un movimiento nacional sin precedente alguno sobre este deporte. Honduras no pudo superar a Australia en el repechaje continental, atravesando múltiples problemas a la hora de aterrizar en el otro lado del mundo.

CONCACAF contará con tres representantes en 2018, y entre los nombres no figura el país precursor del FIFA Gate. El país de la libertad. La fuente del capitalismo. El golpe a la región como producto global fue grande. Haciendo énfasis en la mencionada Major League Soccer, que vio su progresión paralizada ante una imagen nacional de desconocimiento a las nuevas prácticas. México es la mejor perfilada para el mundial, con el eterno objetivo del quinto partido. Costa Rica buscará repetir la hazaña de Brasil 2014, donde llegaron hasta los cuartos de final, mientras que Panamá cenará en la misma mesa que los grandes del mundo. Una región afectada por los casos de corrupción, que pide a gritos una reestructuración.

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